Los proyectores constituyen un objeto esencial para muchas compañías que tienen que hacer presentaciones. A pesar de eso, no suele dársele la importancia que amerita. Por eso, es bueno saber que la elección correcta va a depender de las necesidades de cada compañía.
La luminosidad y resolución del proyector, son dos aspectos que están muy relacionadas con la sala en la que vamos a proyectar. Si la sala cuenta con buenas condiciones de obscuridad, no necesitaremos que el proyector posea una gran potencia lumínica y es posible optar por gamas más bajas que dispongan de menos Lumens.
La resolución de pantalla depende más de qué estamos pensando en proyectar, pues no es lo mismo un café, que pretende ofrecer partidos de fútbol en pantallas de gran formato, que una compañía, que va a realizar presentaciones.
El tema del consumo y los repuestos resulta esencial si debemos escoger entre lámparas comunes y LED. Estas últimas, tienen la ventaja de que consumen mucho menos y tienen una larga vida útil. A su vez, los proyectores con LED tienen un nivel de ruido inferior, puesto que necesitan menos refrigeración si los comparamos con una lámpara convencional. No obstante ello, su desventaja respecto a las lámparas tradicionales es que no logran niveles tan buenos de luminosidad y si vamos a proyectar en salones con luz natural quizás se quedan un poco cortos. Al mismo tiempo, por la misma luminosidad su valor suele ser algo más elevado.
Un proyector que se adecúe de manera automática a las imágenes que se emiten, que cuente con un encuadre automático, se adapte a la pantalla y no se distorsione es una de las cuestiones fundamentales para una correcta presentación.
Hay muchos proyectores que incorporan sus propios software de presentación, de forma que nos ayuda a hacer presentaciones de forma rápida.